El mar convierte la eterna primavera en invierno y llama a los surfistas de olas grandes 

Tenerife es conocida como la isla de la eterna primavera aunque haya un par de meses al año que indiquen lo contrario. La definición debe ser en parte cierta ya que las temperaturas apenas varían más de cinco grados entre estaciones. La naturaleza floreciente es otro factor que habla por la expresión infinita. Es el mar el que marca la diferencia cuando se trata de estaciones, es- pecialmente para un surfista de olas grandes. ”Es increíble escuchar y ver el océano cada vez más inmenso. Te hace pensar que va a ser fenomenal surfear la ola», dice Mil, un surfista local de olas grandes. 

Cuando llega el momento, el gran azul comienza a revelar síntomas del invierno y escupe olas masivas. Las señales comienzan a aparecer a finales de otoño, cuando el océano se hace más fuerte, más áspero y más grande con cada oleaje golpeando la costa norte de Tenerife. «Es bastante complicado pronosticar el oleaje y tendemos a revisar varios sitios como Windguru y Surf-forecast para tener una idea de lo poderoso que es el mar. Cuando el pronóstico muestra más de tres metros de tamaño de ola con un período de 18–20 segundos entre las olas y 8000 kilojulios de energía, el mar está empezando a bombear olas montañosas en Bravo», explica Joe de Armas Tracy, otro surfista de la isla que desafía el peligro. En invierno, las gigantescas masas de agua pueden alcanzar hasta diez metros y crecer aún más enormes si el oleaje se forma correctamente. La mejor época para coger grandes olas en Tenerife es entre noviembre y febrero. “Si hay surf, no puedo dormir la noche anterior. Cuando el océano se pone furioso, se oyen las olas disparando en todo el Valle de Orotava», añade. 

El triplete comparte una pasión por el mar grande 

Al crecer en Tenerife Joe y Mil habían surfeado diferentes tipos de olas, pero no se introdujeron en el deporte hasta que fueron reclutados por Fernando Peréz. Es uno de los pioneros de esta vertiginosa disciplina en la isla. «He estado surfeando desde que tenía ocho años y siempre estaba intrigado por las grandes olas. Hemos tenido el mar al lado y ha sido una pasión toda mi vida. No importa si la ola es grande o pequeña o si voy a pescar. Estoy obsesionado con la pesca submarina también”. En estos días el trillizo hace ambos, remolcar y remar las olas dependiendo del lugar de surf y de las condiciones del mar actuales. “Me recluté a través de un amigo de un amigo en 2005. Juntos empezamos a remolcar con un jet ski a las olas”, recuerda Fernando. Fernando resulta ser el cerebro detrás del grupo y Mil, Miguel Ángel González Peréz, el que recibe los golpes más pesados. Joe es el más joven y sólo tenía 19 años cuando llegó a conocer el deporte. Él es el que rema al pico en Playa del Socorro cuando otros desean saltarse la sesión. “Prefiero surfear cuando el mar se sobredimensiona. Cuanto más grande se vuelve Socorro, más me gusta. Quiero que las olas me pongan la piel de gallina cuando esté en el agua,» expone Joe después de cargar grandes olas durante los últimos cinco años. 

¿Cómo tienen las agallas para atrapar las olas? 

Esta es la primera pregunta que viene a la mente. La idea de estar a merced del océano y cargar enormes paredes nos da escalofríos a la mayoría de nosotros sin mencionar el maltrato de la lavadora cuando las cosas salen mal. “No hay miedo, es tensión. Una vez estuvimos en Bravo y Fernando dijo que había una monstru- osa ola que se acercaba. Estaba pensando que mejor no me digas nada, sólo remuélcame porque no quiero echar un vistazo, estaba tan nervioso. El momento más agitado es cuando te dicen que es tu turno de surfear la ola”, reflexiona Mil. En lugar de escalofríos, parece que el surf de olas grandes emociona más a estos tres mos- queteros. “El sentimiento de nerviosismo y adrenalina bombeando cuando surfeas la ola es una hermosa sensación. Una vez que hayas terminado, tu cuerpo estará totalmente tranquilo,” señala. “Es importante entrar con intención. Tenemos que estar positivamente nerviosos. Si estás negati- vamente nervioso, no va a funcionar. Surfeamos las olas que surfeamos porque nos gusta,» sub- raya Fernando. 

La práctica hace perfecta 

Cada surfista tiene su propia forma de entonar a la mentalidad y prepararse para el océano–físi- camente y mentalmente. Gran parte de la acción es poder aguantar la respiración bajo el agua cuando te envuelve. “Ahora que lo pienso, no creo que esté respirando cuando tomo la ola. Estoy más aterrorizado justo antes de entrar al mar. Una vez que estoy en la moto de agua, me estoy volviendo loco, pero cuando estoy en la ola, me desconecto mentalmente», indica Joe. Respecto al surfing de olas grandes, es crucial de estar determinado y motivado. Todo el entre- namiento y horas pasadas en el agua es lo que cuenta. «Somos deportistas y hemos surfeado. Estamos en forma de tomar grandes olas. He practicado yoga durante veinte años para controlar la respiración. Es muy eficiente y me ha ayudado a pescar bajo el agua también”, afirma Fernando. “Ando en bicicleta, corro y entreno físicamente todos los días y paso el mayor tiempo posible en el agua. Creo que es necesario disfrutar de lo que estás haciendo para poder hacerlo”, asegura Mil. 

La confianza es todo cuando se trata de surfear grandes olas 

Surfear olas grandes no es exactamente un paseo por el parque–es todo lo contrario. Necesita una razonable cantidad de planificación, preparación y paciencia. Por ultimo, todo se desemboca a la seguridad y en la confianza en el equipo. Conociendo el lugar, la ola y tu propio equipamiento también es vital. “Confío en el grupo y confío en que Fernando y Joe me arrastren. Ellos son los que me dan la sensación de seguridad”, opina Mil. Fernando no sólo parece ser el espinazo del grupo, sino también el meteorólogo oficial del equipo. “Fernando es un experto en la lectura del mar. Te dice cuándo empezar a prepararte para la ola y luego te dice que es macizo«, se ríe Mil. “Él escucha el océano y te informa exactamente qué ola de la serie tienes que elegir”, añade Joe. Los tres están de acuerdo en que cada año se vuelven más cautelosos y tienen más sentido de seguridad. Para ayudar con eso, todos usan hoy en día chalecos inflables especialmente diseña- dos para surfear olas grandes. “Tienes que poder leer el mar para sentirte seguro y saber si entrar o quedarte fuera. Conozco mi propio nivel y de lo que soy capaz. Si tengo que tomar la ola un poco más a un lado, lo haré. Para mí, el surf de olas grandes se trata de seguridad”, dice Fernando.  «Se trata de respeto. La principal cualidad de un surfista de olas grandes es la humildad ”, resume. 

Teoría de Joe de Haribo 

Cuando se le pregunta sobre el tamaño de la ola más grande que surfearon, Fernando anima a Joe a contar sobre su teoría de Haribo. Joe lo explica con un video que hizo con una foto de Mil surfeando una ola masiva. En el video, Joe apila Haribos, golosinas de goma con forma de pe- queños osos, en la parte superior de la imagen entre Mil y la cresta de la ola. «Mil está surfeando la ola doblado y en esa posición, probablemente mide unos 1,5 metros. Si saco el Haribo que está colocado encima de él, resulta que es exactamente del tamaño de una golosina. Así que si hay uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho Haribos colocados sobre él y si cada golosina es igual a 1,5 metros, la conclusión es que Mil atrapó un infierno de una ola”, se ríe. El triplete tiene en la vista olas aún mas grandes, dado que todos afirman que sería un sueño he- cho realidad surfear Nazaret. «Me gustaría probarlo algún día, pero estoy seguro de que sería muy diferente, ya que siempre hay una multitud de gente. No hay ningún lugar como surfear en casa”, concluye Joe. Te invitamos a Quivers Surf Shop en Puerto de la Cruz a mirar a los chicos en acción en fotos. Y si necesitas cualquier tipo de equipamiento de surf, nos encuentras en Playa Martianez. ¡También estamos dispuestos de pedir tu producto favorito sino lo encuentras en nuestro stock!

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